viernes, 17 de febrero de 2017

Hemodinámica,Presión en el sistema circulatorio, Presión sanguínea, Tensión arterial y flujo sanguíneo, Pulso



Hemodinámica
La hemodinámica es aquella parte de la cardiología que se encarga del estudio anatómico y funcional del corazón mediante la introducción de catéteres finos a través de las arterias y venas de la ingle o del brazo. Esta técnica conocida como cateterismo cardíaco permite conocer con exactitud el estado de las arterias del corazón, las presiones dentro de cada cámara cardiaca, el funcionamiento del músculo cardiaco (ventrículos), la presencia de anomalías congénitas y el funcionamiento de las válvulas cardiacas.

Presión en el sistema circulatorio
Es la presión ejercida por la sangre circulante sobre las paredes de los vasos sanguíneos, y constituye uno de los principales signos vitales.
El volumen ventricular alcanza su valor mínimo al final de la sístole, y dicho valor se mantiene sin cambios durante la relajación isovolumétrica,  corresponde al segmento vertical entre el cierre de la válvula sigmoidea aórtica y la apertura de la válvula mitral (AV).
Cuando la válvula mitral se abre, el ventrículo todavía se está relajando activamente, con lo cual su presión continúa en descenso aun cuando su volumen comienza a aumentar. La tasa de descenso de la presión es también influenciada por factores pasivos, como la energía elástica almacenada durante la contracción, la viscosidad tisular y la geometría de la cámara. Esta fase corresponde al lleno ventricular rápido.
Cuando se inicia la contracción ventricular y se cierra la válvula mitral, la presión ventricular aumenta rápidamente mientras que el volumen ventricular se mantiene constante; esto corresponde al período isovolumétrico sistólico (PIVS). La tasa media de aumento de la presión durante el PIVS es de aproximadamente 700 mmHg/s en condiciones normales (como se indica más abajo, la tasa máxima de desarrollo de presión es considerablemente mayor).

La presión ventricular creciente llega a superar la presión arterial diastólica o mínima. Cuando ocurre esto, se abre la válvula sigmoidea y comienza la eyección. El volumen ventricular comienza a disminuir, pero la presión sigue aumentando hasta un valor apenas superior a la presión aórtica sistólica (máxima). Luego la presión y el volumen ventriculares decrecen conjuntamente durante el resto del período expulsivo.
Concluida la eyección, se cierra la válvula sigmoidea y el ventrículo se relaja isovolumétricamente (PIVD) hasta que su presión cae por debajo de la auricular, con lo cual nuevamente se abre la válvula mitral.
El volumen sistólico (VS) es el volumen de sangre que el ventrículo expulsa en cada sístole. El volumen sistólico equivale a la diferencia entre los volúmenes de fin de diástole o telediastólico (VVFD) y de fin de sístole ó telesistólico (VVFS).
Desarrollo de presión isovolumétrica:Una tercera medida del inotropismo es proporcionada por la tasa máxima de desarrollo de presión durante el PIVS.
Matemáticamente corresponde al pico de la primera derivada de la variación de presión en función del tiempo ó (dP/dt)MAX y es casi tres veces mayor que el valor medio de 700 mmHg/s indicado antes. El valor normal de (dP/dt) en reposo es de aproximadamente 2000 mmHg/s.
Este índice no depende de la postcarga, pero sí de la precarga (grado de lleno ventricular) y de la frecuencia cardíaca.

Presión sanguínea
La  presión arterial (presión sanguínea en las arterias) puede registrarse fácilmente, sin esfuerzo y de manera indolora, lo que supone una ventaja tanto para los pacientes como para los médicos. La presión sanguínea se mide en mmHg (milímetros de mercurio). Los valores de presión arterial normales en los adultos se sitúan aproximadamente en 120/80 mmHg, a partir de 140/90 mmHg se habla de hipertensión arterial. La primera cifra se denomina “valor sistólico”; la segunda es el “valor diastólico”.

Tensión arterial y flujo sanguíneo
La tensión arterial o presión sanguínea es esencial para que la sangre pueda circular por los vasos sanguíneos y cumpla su función de llevar a todos los tejidos del organismo el oxígeno y los nutrientes que necesitan para mantener correctamente su actividad. Se puede definir como la fuerza que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias, que es más alta (presión sistólica) cuando el corazón la bombea hacia las arterias y más baja (presión diastólica) entre un latido y otro del músculo cardiaco.

Tipos de tensión arterial
Atendiendo a los valores de la tensión arterial (el primero es la tensión sistólica o alta y el segundo la diastólica o baja), ésta se clasifica del siguiente modo:
          Normal: los valores que determinan la normalidad pueden oscilar entre 90/60 y 130/90 mm de mercurio.
          Hipotensión o tensión baja: cuando se produce una caída de 20 mm de mercurio sobre los valores que se tienen habitualmente.
          Hipertensión o tensión alta: si se superan los 140/90 mm de mercurio. 
          Prehipertensión: en una clasificación recientemente incorporada y que está determinada cuando el valor de la tensión arterial se encuentra entre 130/80 y 140/90 mm de mercurio.
El flujo sanguíneo es la cantidad de sangre que atraviesa la sección de un punto dado de la circulación en un período determinado. Normalmente se expresa en mililitros por minuto o litros por minuto, se abrevia Q.

Flujo laminar
En condiciones normales la sangre fluye de manera laminar en los vasos arteriales y venosos. Una excepción son las raíces de la aorta y de la arteria pulmonar. En ellas normalmente se supera el número de Reynolds durante la sístole, lo cual origina un breve período de flujo turbulento durante la fase de eyección. En condiciones anormales, como estenosis de las válvulas cardíacas o aneurismas, es frecuente que se generen las condiciones apropiadas para que aparezca turbulencia, la cual suele manifestarse clínicamente en forma de soplos.
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 Flujo turbulento.
En determinadas condiciones el flujo puede presentar remolinos, se dice que es turbulento. En esta forma de flujo el perfil de velocidades se aplana y la relación lineal entre el gradiente de presión y el flujo se pierde porque debido a los remolinos se pierde presión.

 En la circulación sanguínea en regiones con curvaturas pronunciadas, en regiones estrechadas o en bifurcaciones, con valores por encima de 400, aparecen remolinos locales en las capas limítrofes de la corriente. Cuando se llega a 2000-2400 el flujo es totalmente turbulento. Aunque la aparición de turbulencias no es deseable por el riesgo que tienen de 2 producir coágulos sanguíneos, se pueden utilizar como procedimientos diagnósticos, ya que mientras el flujo laminar es silencioso, el turbulento genera ruidos audibles a través de un estetoscopio. (Miranda Muñoz et al. 2014)

Flujo estacionario
La ley de Poiseuille está formulada para condiciones en las que la velocidad media de avance del fluido permanece constante. Este presupuesto ciertamente no se cumple en el árbol arterial, en el cual el flujo es pulsátil. En cada ciclo cardíaco la sangre sufre aceleraciones y deceleraciones que involucran fenómenos inerciales no previstos en la ecuación de Poiseuille. Esto introduce un error que oscila entre 10 y 20 % en los cálculos basados de caudal basados en la presión media.
Imagen5.4

Mecánica circulatoria
En cada contracción, se producen numerosos ciclos de unión de la miosina a la actina, seguidos de un desplazamiento de los filamentos finos debido a un cambio conformacional del ángulo que forma la cabeza de miosina con el eje del filamento grueso. Este fenómeno, llamado “golpe de potencia” (power stroke) es el responsable del desarrollo de fuerza contráctil.
Las sucesivas y alternadas contracciones y relajaciones permiten que el corazón funcione como una bomba, impulsando la sangre desde las venas hacia las arterias. Este patrón mecánico se denomina ciclo cardíaco, y consta de dos fases principales: la diástole o fase de relajación; y la sístole o fase de contracción.
Para que las fibras cardíacas inicien el proceso mecánico de la contracción es necesario que la información eléctrica localizada a nivel de la membrana se introduzca al citoplasma celular, que es el lugar donde se encuentra la maquinaria contráctil; por ello, el primer fenómeno que han de estudiarse es el tránsito de esta información, denominado acoplamiento excitacióncontracción.

El aparato circulatorio puede constituir uno de los ejemplos más claros y más asombrosos de sistemas de flujo por tuberías que se puede encontrar ya sea hecho por la naturaleza o por el hombre. Esta mecánica depende de dos factores:
1.         La diferencia de presión entre los dos extremos del vaso que es la fuerza que empuja la sangre por el mismo.
2.         La dificultad de la circulación a través del vaso que se conoce como  resistencia vascular. (Polo, Sánchez, y Aroca 2016)

Sístole
La contracción de las aurículas hace pasar la sangre a los ventrículos a través de las válvulas auriculo-ventriculares. Mediante la sístole ventricular aumenta la presión interventricular lo que causa la coaptación de las válvulas auriculo-ventriculares e impiden que la sangre se devuelva a las aurículas y que, por lo tanto, salga por las arterias, ya sea a los pulmones o al resto del cuerpo. Después de la contracción el tejido muscular cardíaco se relaja y se da paso a la diástole, auricular y ventricular.
Esta contracción produce un aumento de la presión en la cavidad cardiaca auricular, con la consiguiente eyección del volumen sanguíneo contenido en ella.
Diástole      
La diástole es el período en el que el corazón se relaja después de una contracción, llamado período de sístole, en preparación para el llenado con sangre circulatoria. En la diástole ventricular los ventrículos se relajan, y en la diástole auricular las aurículas están relajadas.
Durante la diástole las aurículas se llenan de sangre por el retorno venoso desde los tejidos por la vía de la vena cava superior e inferior y se produce un aumento progresivo de la presión intra-auricular hasta superar la presión intra-ventricular.
Durante la diástole ventricular, la presión de los ventrículos cae por debajo del inicio al que llegó durante la sístole.

Pulso
Es la pulsación provocada por la expansión de sus arterias como consecuencia de la circulación de sangre bombeada por el corazón. Se obtiene por lo general en partes del cuerpo donde las arterias se encuentran más próximas a la piel, como en las muñecas o el cuello e incluso en la sien.



Medición del pulso
El pulso se mide manualmente con los dedos índice y medio; el pulso no se debe tomar con el dedo pulgar, ya que éste tiene pulso propio que puede interferir con la detección del pulso del paciente. Cuando se palpa la arteria carótida, la femoral o la braquial se tiene que ser muy cuidadoso, ya que no hay una superficie sólida como tal para poder detectarlo.
La facilidad para palpar el pulso viene determinada por la presión sanguínea del paciente. Si su presión sistólica está por debajo de 90 mmHg el pulso radial no será palpable. Por debajo de 80 mmHg no lo será el braquial.
Por debajo de 60 mmHg el pulso carótido no será palpable. Dado que la presión sistólica raramente cae tan bajo, la falta de pulso carótido suele indicar la muerte. (Martínez et al. 2015)





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